El artista lanza su nuevo álbum de estudio en el que comparte créditos con sus hijos Mau, Ricky y Evaluna Montaner
Compuesto por once temas, la producción de Fe, el nuevo disco de Ricardo Montaner, es un testimonio sobre su espiritualidad, algo que se remonta hasta su infancia, según platicó desde su hogar en Nueva York: “Me iba en las tardes con mi guitarra a un lugar allá en Maracaibo, una asociación de padres con niños que tenían síndrome de down. Cada vez que iba para allá jugaba con ellos, me rompían la guitarra. Era muy divertido, sentía que Dios me ponía allí”.
“Había algo que me sensibilizaba allí, yo no presentía que sería un hijo tan directo de Dios. Fue una especie de evolución, poco a poco evolucionó el interés dentro de mí. Hasta que me di cuenta que no tenía nada que averiguar: la fe es cerrar los ojos y dejarse llevar, porque sabemos que estamos en confianza”, apunta.
Otro factor para su acercamiento a Dios ha sido su paternidad: “Mau mi hijo tiene 28 años. Hace 28 yo entregué mi corazón a Jesús”. Sus hijos, el dueto Mau y Ricky, también lo ha influenciado musicalmente: “Me gusta mucho escuchar la música que ellos escuchan, soy un fan de lo que hacen los artistas de la nueva generación. Me he influenciado con sonidos, se ve en este álbum, igual que en el anterior. El aire, los arreglos tienen mucho que ver. Estar actualizado se lo debo en gran parte a ellos”.
Refrescar su sonido con nuevas influencias es un paso que no lo aleja de su esencia: “El sonido de la balada que yo hago, del pop que yo hago, es como el bluejean. Desde que se inventó, una tela muy dura y muy incómoda, la gente sigue usándolo: le cambia la forma, el estilo de tela, un poco más suave, el desteñido, pero al final siembre es un bluejean. Es un poco lo que siento que sucede con el pop. Se le puede dar cualquier tipo de influencia, de forma: llámalo si quieres urbano, trap, como quieras llamarlo. Pero al final es pop. Yo me siento muy bien con eso”.
Sobre la composición de los nuevos temas, explica que “jamás me había pasado que yo escribiera una canción a capella. Normalmente recurro a la guitarra o me junto con alguien y escribimos una canción. Me ha ocurrido en este álbum que escribo una canción directamente en oración con Dios, en mi oración por la mañana, cuando camino por la playa o yendo al estudio manejando: una melodía me venía la cabeza y le daba vueltas en el estudio. Grabé un mensaje de voz en un semáforo y le dije al arreglista ‘Ve desarrollando esto’. Y al llegar al estudio ya tenía una vuelta. De allí salieron cosas, de esa manera espontánea. Así actúa Dios conmigo”.
La espiritualidad en su vida le ha dado una calma, como contó: “Más de uno me pregunta por qué luzco con tanta paz. Yo lo que le digo a la gente, con la que tengo confianza (mucha gente podría no entenderlo) es que hay muchas cosas que da la fe que no se consiguen en otro lado. Si vivimos o atravesamos una tormenta Dios da una paz maravillosa, que permite de alguna forma pasar la tormenta sin salir destruido. Como siempre digo: quizá Dios no evite la lluvia pero da un paraguas para que no nos empapemos”.
Fuente: Informador